Interculturalidad, colonialidad y educación

Catherine E. Walsh
Pensadora activista de origen estadounidense que reside en Ecuador. Su trabajo se enfoca en el análisis crítico del pensamiento en América Latina, la geopolítica del conocimiento, las movilizaciones políticas, la participación activa de las comunidades afrodescendientes e indígenas, así como en las corrientes feministas, las pedagogías decoloniales y la interculturalidad crítica.
Pensar en los fondos más que en las formas, en la estructura y la capacidad de agenciamiento y en las posibilidades de transformación social desde escenarios subalternados es un deber de los intelectuales latinoamericanos. América Latina, territorio que por siglos ha sido relegado a las dinámicas y la racionalidad eurocéntrica al punto de que en algún momento de la historia, casi es borrada su historicidad por completo por medio de procesos de colonización, materializados en violencias estructurales, simbólicas y directas (Galtung).
Los procesos independentistas que se van gestando a lo largo y ancho de las Américas, parecen dar fin a una era de dominación, y el inicio de la libertad, la democracia, los derechos humanos y la configuración de los Estados Nacionales tal y como les conocemos en la contemporaneidad. Se marca el fin de dinámicas de dominación directa, bélica, y esclavista por parte del primer mundo al llamado tercer mundo; no obstante, trascurren décadas hasta que intelectuales de la región, pensadores y críticos exponen una nueva teoría y posibilidad. Las dinámicas de colonialidad no han desaparecido, solo se han transformado y transmutado, dando paso a nuevas formas de sometimiento por parte de occidente, evidenciada en la producción de saber y conocimiento(cita).
Walsh hace parte de este cumulo de intelectuales y pensadores, quienes denominan su grupo Programa Modernidad/Colonialidad/Decolonialidad. Este pensamiento latinoamericano resulta vital en el marco de los procesos de enseñanza/aprendizaje de las Ciencias Sociales, tanto en educación básica, como en educación superior. El paradigma, se afianza en reconocer la historicidad de América, caracterizada por ser rica a nivel multicultural, raizal y étnica, su papel de dominado en un ejercicio reflexivo y no revictimizante y en la posibilidad de generar praxis que des-colonicen el poder, el saber y el ser.
Hacer el proceso de transposición de dicho pensamiento epistemológico al campo educativo, pedagógico y didáctico, enriquece la labor docente y la convierte en un reto basado en generar posibilidades de ocasionar grietas en un sistema educativo neoliberal, violento, al servicio de Estados cuyos objetivos se encuentran en dar paso a ciudadanos funcionales, pero alejados del pensamiento crítico, tarea heraclida, mas no imposible. Dar paso a estas nuevas dinámicas es un proceso que empieza a partir del ejercicio de de-construir la cotidianidad, la manera en la que se concibe y habitan el mundo las sujetas sociales. Tomar significados, significantes, instituciones y re-interpretarlos desde las experiencias invisibilizadas pero que inevitablemente hacen parte de la subjetividad que surge desde, por y para América y construir y valorar constantemente saberes-otros.
En la escuela es de suma importancia extrapolar este discurso, generar nuevos currículos, contenidos, saberes y procesos de enseñanza; esto da paso a la configuración de una nueva identidad y por ende, sujetos críticos capaces de analizar fenómenos desde perspectivas amplias. Ahora bien, esto no significa hacer de la teoría una teoría de culto, por el hecho de ser latinoamericanos y así desechar los pensamientos y saberes que se originan en los diferentes territorios del globo; por el contrario, expone la posibilidad de una formación integral en marcos cognitivos y epistemológicos que se materializaran en semillas que deben regarse y cuidarse, para ulteriormente transformar el sistema mundo.